El cáncer de ovario suele avanzar silenciosamente. En la mayoría de los casos, el diagnóstico llega cuando la enfermedad ya se encuentra en etapas avanzadas: se estima que entre el 70% y 80% de los casos se detecta cuando el tumor ya se ha extendido a otras zonas del cuerpo.
Por Infobae
Los factores que originan este tipo de cáncer aún no se comprenden del todo, lo que complica la prevención y el diagnóstico precoz. Ahora, un estudio clínico realizado por Mayo Clinic, en Estados Unidos logró, por primera vez, identificar cambios celulares “ocultos” vinculados al cáncer de ovario en una paciente asintomática con predisposición genética.
El descubrimiento, publicado en JCO Precision Oncology, la revista de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica, refuerza la hipótesis de que las trompas de Falopio son el origen más frecuente del subtipo de cáncer de ovario más agresivo.
Estos hallazgos son clave para la investigación hacia métodos de detección precoz en mujeres con alto riesgo hereditario.
La investigación comenzó con el caso de una mujer de 22 años portadora de dos mutaciones poco frecuentes: una en el gen BRCA2, relacionado con el síndrome hereditario de cáncer de mama y ovario (HBOC), y otra en el gen TP53, causante del síndrome de Li-Fraumeni.
Aunque un quiste ovárico detectado por imágenes resultó ser benigno, la paciente optó por una cirugía preventiva: una mastectomía y una salpingooforectomía bilateral, que implicó la extirpación de los ovarios y las trompas de Falopio.
Durante el análisis posterior, los investigadores observaron alteraciones microscópicas en las células que recubren las trompas. “Nuestro equipo vislumbró un fenómeno inusual y revelador en la biología epitelial, descubierto a través de las células de una joven paciente con afecciones genéticas de alto riesgo”, explicó el doctor Nagarajan Kannan, director del Laboratorio de Células Madre y Biología del Cáncer de Mayo Clinic y coautor principal del estudio.
El cáncer de ovario representa un importante desafío sanitario global. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2022 se diagnosticaron más de 324.000 casos en todo el mundo.
Y se estima que más del 70% se detectan en estadios avanzados. En Argentina, el Ministerio de Salud calcula que se diagnostican aproximadamente 2.200 casos por año.
La falta de métodos de tamizaje eficaces para la población general —como los que existen para el cáncer de cuello uterino o de mama— dificulta su detección precoz. En este contexto, investigaciones como la de Mayo Clinic marcan un posible punto de inflexión.
“Mediante tecnologías unicelulares de vanguardia, rastreamos cómo sus células epiteliales se alteraron durante el desarrollo de maneras que indicaron un alto riesgo de cáncer de ovario letal”, agregó el doctor Kannan.
“El origen celular preciso del cáncer de ovario sigue siendo una de las mayores incógnitas en la prevención del cáncer, lo que limita nuestra capacidad de intervenir precozmente y salvar vidas”, sostuvo el investigador.
“Este trabajo sienta las bases para una nueva era de detección temprana y prevención precisa del cáncer de ovario, especialmente en pacientes con riesgo hereditario, como las mutaciones del gen BRCA”, agregó.