Tegucigalpa – La representación diplomática de Estados Unidos en Honduras anunció oficialmente la reanudación del procesamiento de visas estudiantiles tras un período de suspensión, implementando simultáneamente nuevas medidas de seguridad que incluyen la revisión exhaustiva de las redes sociales de los solicitantes.
Esta decisión forma parte de una política global implementada por el Departamento de Estado estadounidense en todas sus embajadas y consulados a nivel mundial, respondiendo a las directrices del gobierno del presidente Donald Trump para restringir la entrada de estudiantes extranjeros que puedan representar amenazas a la seguridad nacional.
La medida establece que todos los aspirantes a visas de no inmigrante F, M y J deben «cambiar la configuración de privacidad de sus redes sociales a ‘público’ para facilitar la verificación de identidad y elegibilidad, conforme a la ley de EEUU», según precisó la embajada en su comunicado oficial.
Esta exigencia se suma a los requisitos ya existentes, donde desde 2019 los solicitantes de visa deben proporcionar los nombres de usuarios que utilizan en las redes sociales, permitiendo que las autoridades consulares realicen verificaciones adicionales. Sin embargo, la novedad radica en la obligatoriedad de mantener perfiles completamente públicos durante el proceso de evaluación.
Las autoridades consulares estadounidenses advirtieron que toda la información proporcionada, incluyendo los identificadores de redes sociales, será evaluada como parte del proceso para garantizar la seguridad nacional y determinar la admisibilidad del solicitante. El incumplimiento de este requisito «podría resultar en la denegación de la visa y la inelegibilidad para futuras visas», según advierte el comunicado oficial.
Para acceder al procesamiento de estas visas, los aspirantes deben haber sido admitidos previamente por una institución acreditada en el Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP), que emite el Formulario I-20. Este documento resulta esencial para registrarse en el sistema SEVIS, constituyendo un paso obligatorio antes de iniciar el trámite consular.
Las tres categorías de visas reanudadas atienden diferentes propósitos educativos. La visa F está dirigida a quienes desean estudiar en una universidad, colegio acreditado o en una institución dedicada a la enseñanza del inglés en Estados Unidos. Por su parte, la visa de intercambio J permite participar en programas de intercambio, incluyendo estudios de bachillerato y universidad. Finalmente, la visa M está destinada para estudios o formación no académica o vocacional en territorio estadounidense.
Esta política responde al esfuerzo reciente del gobierno estadounidense para restringir la entrada de estudiantes extranjeros a universidades del país, con el argumento de que los alumnos internacionales podrían amenazar la seguridad nacional de Estados Unidos, particularmente tras tensiones en universidades como Harvard relacionadas con protestas estudiantiles.
El endurecimiento de los requisitos se produce en un contexto donde los estudiantes extranjeros obtuvieron más de 1.3 millones de títulos en educación superior en 2023 en universidades estadounidenses, lo que representa un sector económico significativo para las instituciones educativas del país.
Los funcionarios consulares examinarán perfiles en plataformas como Facebook, Instagram, X (antes Twitter), TikTok y LinkedIn como parte de la evaluación integral de cada solicitud, buscando identificar posibles amenazas o inconsistencias en la información proporcionada.
La reanudación del procesamiento de visas estudiantiles ha sido recibida con expectativa por miles de estudiantes hondureños que habían visto suspendidos sus planes académicos durante el período de restricciones. Sin embargo, el nuevo requisito de transparencia digital genera preocupaciones sobre privacidad y el alcance de la supervisión gubernamental en las comunicaciones personales.
Las autoridades estadounidenses enfatizan que «cada visado es una decisión de seguridad nacional» y que la medida busca garantizar que quienes solicitan admisión a Estados Unidos «no tengan la intención de dañar a los estadounidenses ni a los intereses nacionales» del país.
Esta política marca un precedente en la diplomacia consular moderna, extendiendo la supervisión gubernamental al ámbito digital personal de los solicitantes y reflejando las nuevas realidades de seguridad en la era de las redes sociales globales.