Tegucigalpa – El Día de la Cruz, celebrado el 3 de mayo, conmemora el hallazgo de la verdadera cruz en la que, según la tradición cristiana, fue crucificado Jesucristo. Esta festividad tiene sus raíces en el siglo IV y está vinculada a Santa Elena, madre del emperador romano Constantino.
Originalmente conocida como el «Día de la Invención de la Santa Cruz» (donde «invención» significa descubrimiento o hallazgo), esta celebración fue eliminada del calendario romano general en 1960. Sin embargo, en muchos países de América Latina y España, la tradición popular se mantiene viva, especialmente en regiones donde fue promovida por misioneros durante la época colonial.
La celebración tradicional culminaba con una procesión donde la cruz principal del pueblo era llevada por las calles. Durante el recorrido, los participantes cantaban, recolectaban limosnas y hacían paradas en los hogares de la comunidad. Al finalizar, la cruz era colocada en un altar adornado donde se realizaban rosarios, novenas y se compartían comidas, cantos y bailes como muestra de agradecimiento por la generosidad del pueblo.
Una vez concluida la festividad, la cruz era «desvestida» y entregada a un nuevo custodio para su resguardo hasta el año siguiente, manteniendo así viva esta tradición religiosa y cultural que ha perdurado por siglos.