Tegucigalpa – El panorama mundial del COVID-19 se encuentra nuevamente en una fase de incremento preocupante. La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una nueva advertencia sobre un incremento significativo en los casos de COVID-19 a nivel global, con una tasa de positividad en las pruebas que ha alcanzado el 11% en 73 países, un nivel que no se observaba desde julio de 2024.
La nueva variante NB.1.8.1, clasificada como «Variante Bajo Monitoreo» (VUM) el 23 de mayo de 2025, ha sido detectada en 22 países y representa actualmente el 10.7% de las secuencias globales. Esta variante ha mostrado un ascenso notable, especialmente en las regiones del Pacífico Occidental, las Américas y Europa.
En este contexto global, Honduras no ha quedado exenta de la situación. Los especialistas hondureños confirmaron este sábado la presencia de un brote de COVID-19 en el territorio nacional, basándose en reportes de laboratorios y consultas registradas tanto en centros públicos como privados.
El médico internista Omar Videa presentó datos alarmantes durante su programa televisivo, reportando que «en una clínica en seis días se han atendido 12 casos», mientras que en un laboratorio privado se registraron «115 casos en cinco días con una positividad del 29.5%». Estos números reflejan un aumento dramático comparado con la positividad mensual que pasó del 3.7% en mayo al 12% en junio.
«Estamos en un brote, no hay duda», declaró categóricamente el especialista, quien identificó como síntomas predominantes la congestión nasal, tos seca, fiebre, malestar general y disnea. Por su parte, el anestesiólogo y diputado Carlos Umaña confirmó que en San Pedro Sula también se reportan casos, señalando que «esta es una variante nueva, contagiosa y molesta por los síntomas».
La doctora Reyna Durón, especialista en neurología, contextualizó la situación global explicando que «hace más de un mes, múltiples países han reportado aumento de la positividad y la Organización Mundial de la Salud ha alertado usando el término brote».
La especialista enfatizó la importancia de diferenciar entre gripe y COVID-19 mediante pruebas específicas, ya que «el tratamiento adecuado durante la etapa aguda y las semanas que siguen, puede prevenir secuelas en múltiples órganos y en la inmunidad».
Durón también advirtió que las personas vulnerables por enfermedad o edad pueden experimentar mayor gravedad y complicaciones, haciendo un llamado especial a la precaución en estos grupos de riesgo.
A pesar de su propagación, la OMS clasificó la nueva variante como «en seguimiento», indicando que el riesgo para la salud pública es bajo a nivel global, y señaló que se espera que las vacunas actuales continúen siendo efectivas contra esta nueva cepa.
Honduras tiene un historial significativo con el COVID-19. El 11 de marzo de 2020, el país confirmó sus dos primeros casos: una mujer embarazada de 42 años proveniente de España y otra de 37 años que arribó desde Suiza, marcando el inicio de una emergencia nacional que transformaría la realidad del país.
Según las estadísticas oficiales, Honduras acumula un total de 473,256 casos positivos y 11,118 decesos, aunque las funerarias reportan cifras de mortalidad que duplican los registros oficiales, evidenciando el subregistro que caracterizó la pandemia en el país.
El actual repunte coincide con la estacionalidad histórica de los virus respiratorios en Honduras, donde tradicionalmente se incrementan las afecciones durante esta época del año, lo que subraya la importancia de mantener las medidas de prevención y continuar con las campañas de vacunación.