Tegucigalpa – En medio de una creciente ola de violencia que sacude Honduras, el coronel Ramiro Muñoz, jefe de la Policía Militar del Orden Público (PMOP) e interventor de centros penales, lanzó un contundente mensaje a las organizaciones criminales que operan en el país: «Esta no es una selva, y la autoridad se va a respetar».
La declaración surge tras un reciente enfrentamiento que cobró la vida de un efectivo de la Policía Militar, un incidente que ha elevado la tensión en la lucha contra el crimen organizado. «El responsable ya está detenido y enfrentará la justicia conforme a derecho», afirmó Muñoz, subrayando el compromiso de las fuerzas del orden con el debido proceso.
«Las verdaderas fuerzas poderosas son las Fuerzas Armadas y Dios», enfatizó el jefe policial, desafiando la percepción de invulnerabilidad de las pandillas. Sin embargo, Muñoz reveló una realidad frustrante: las limitaciones legales están obstaculizando una respuesta más contundente. «Con el marco legal adecuado, podríamos pacificar el país en seis meses», aseguró.
El terror que viven los habitantes de barrios y colonias ha llevado a las autoridades a buscar medidas más drásticas. Siguiendo el modelo de El Salvador, Honduras contempla reformas al Código Penal para declarar a estas organizaciones como grupos terroristas, lo que permitiría acciones más contundentes contra sus miembros.
La PMOP enfrenta un desafío adicional: mientras mantiene el control de las prisiones, sus recursos humanos se ven limitados para expandir operativos en todo el territorio nacional. «Necesitamos más herramientas legales y operativas», insistió Muñoz, quien ha solicitado al Congreso Nacional considerar reformas que fortalezcan la capacidad de respuesta de las fuerzas de seguridad.
Mientras tanto, los operativos continuarán en las denominadas «zonas calientes», donde los efectivos de la Policía Militar, según Muñoz, demuestran su valentía día tras día. El mensaje es claro: la lucha contra el crimen organizado en Honduras está lejos de terminar, pero las autoridades están determinadas a recuperar el control, aunque el camino parezca largo y complejo.