Tegucigalpa – Salvador Nasralla consolidó su candidatura presidencial con un discurso de fuerte contenido histórico y programático durante la Magna Convención Liberal «General Francisco Morazán», donde prometió rescatar el legado del prócer centroamericano y transformar Honduras en un país próspero mediante una agenda que combina tradición liberal con propuestas de modernización.
«Venimos a encender el fuego liberal que nunca se ha extinguido, a pesar de que han querido eliminarlo, a pesar del silencio de muchos y la complicidad de otros», declaró el ingeniero ante los asistentes a la convención, estableciendo un tono combativo que caracterizó toda su intervención.
Nasralla vinculó directamente su candidatura con la figura histórica de Francisco Morazán, señalando que el prócer centroamericano «no fue ni socialista, ni dictador, ni oportunista. Fue liberal. Fue unionista. Fue republicano», un hombre que «se jugó la vida por la libertad, por la educación, por la justicia y por la unidad centroamericana».

El candidato liberal diagnosticó que «Honduras está en crisis. Una crisis de valores, de instituciones y de futuro», caracterizando al gobierno actual como «un régimen autoritario, centralista y excluyente». Sin embargo, proclamó que «el liberalismo resiste. El liberalismo no se rinde», proyectando una imagen de resistencia democrática.
El discurso articuló una propuesta gubernamental estructurada en varios pilares. El primero se centra en «fortalecer el campo y acompañar a los generadores de empleo», prometiendo que Honduras se convierta nuevamente en «el granero de Centroamérica» mediante el respaldo a camaroneros, meloneros, maquiladores y empresarios que «generan empleo, atraen inversión y desarrollo».
En materia de atracción de inversiones, Nasralla propuso eliminar «las mordidas, simplificar los trámites y construir un gobierno digital, eficiente y transparente», argumentando que «nadie invierte donde hay corrupción».

Una promesa particularmente ambiciosa fue la construcción de infraestructura vial. «Las carreteras no son solo cemento, son caminos hacia el desarrollo», afirmó, comprometiéndose a «conectar al país, impulsar el turismo, abrir los mercados». Específicamente, anunció la construcción de la Carretera Costera desde Trujillo hasta Puerto Cortés, pasando por Tela y La Ceiba, además del segundo muelle de cruceros en Roatán y la conexión de Amapala con tierra firme.
En una de las promesas más audaces, Nasralla se comprometió a iniciar «el gran proyecto que los hondureños añoran», el tren interoceánico, calificando como «mentira» las propuestas anteriores sobre este tema.
El candidato garantizó que bajo su administración será «una realidad la Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (CICIH)» a partir del 27 de enero de 2026, para investigar tanto gobiernos anteriores como el suyo propio, reafirmando su posición «100% anticorrupción».

En materia de descentralización, prometió cumplir «por primera vez en la historia» con el 11% de transferencias a las municipalidades, proclamando que «los alcaldes serán presidentes en sus municipios» y que a través de los 298 alcaldes se llevará desarrollo a las comunidades.
Nasralla también incluyó elementos de contenido religioso en su propuesta, prometiendo que los niños «van a leer la Constitución de la República y la Biblia», porque «los valores morales y espirituales forjarán el camino de hombres y mujeres honestos».
El candidato concluyó su intervención con una declaración categórica sobre el resultado electoral: «El 30 de noviembre los que nos gobiernan se van», culminando con la consigna partidaria: «¡Porque hoy más que nunca, la Esperanza sigue siendo ROJO, BLANCO Y ROJO!».
La convención representó un momento de unificación partidaria tras las elecciones primarias del 9 de marzo, donde Nasralla proclamó que «el glorioso Partido Liberal de Honduras es una sola casa, fuerte, pujante, efervescente», posicionándose para enfrentar lo que caracterizó como una batalla definitiva por el futuro democrático de Honduras.