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Tegucigalpa

Sector camaronero sufre colapso con cierre de 92 fincas y migración laboral hacia otros rubros

Wilmer Cruz advierte sobre impacto de 45 millones de lempiras mientras enfermedades del camarón silvestre agravan crisis en zona sur del país

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TEGUCIGALPA – La industria camaronera hondureña enfrenta una crisis sin precedentes que ha resultado en la pérdida de 5,000 empleos directos tras el cierre forzoso de 92 fincas dedicadas a la crianza de este crustáceo, según informó el representante de la Asociación Pequeños Productores Camaroneros, Wilmer Cruz.

La situación ha provocado un éxodo laboral significativo, ya que las personas que anteriormente se dedicaban a la crianza de camarón han migrado hacia otros rubros económicos ante la imposibilidad de continuar con su actividad tradicional, generando un impacto socioeconómico que trasciende el sector específico para afectar comunidades enteras que dependían de esta actividad productiva.

El representante camaronero detalló que el impacto económico directo por el cierre de estas fincas supera los 45 millones de lempiras, cifra que refleja únicamente las pérdidas inmediatas sin considerar el efecto multiplicador sobre actividades conexas como transporte, comercialización, procesamiento y servicios relacionados con la cadena productiva camaronera.

Cruz explicó que las causas del colapso sectorial son múltiples y complejas, incluyendo factores sanitarios, ambientales y de mercado que han convergido para crear una tormenta perfecta que ha devastado una industria que históricamente representaba una fuente importante de divisas y empleo para el país.

La situación se complica aún más porque el sector tampoco puede abrir nuevos mercados que compensen las pérdidas actuales, mientras enfrenta simultáneamente el brote de enfermedades como una larga que infecta al camarón silvestre provocando mortalidad masiva en las poblaciones naturales.

Esta enfermedad ha agravado la crisis al afectar no solo las fincas comerciales sino también los ecosistemas naturales de los cuales depende la reproducción y sostenibilidad a largo plazo de la especie, creando un círculo vicioso que amenaza tanto la viabilidad económica inmediata como la recuperación futura del sector.

Cruz alertó sobre el abandono generalizado de muchas lagunas que anteriormente se dedicaban a la crianza de camarón, especialmente en la zona sur de Honduras, donde la concentración de fincas camaroneras era mayor y el impacto socioeconómico resulta más severo para las comunidades locales.

Este abandono no solo representa la pérdida de infraestructura productiva sino también el deterioro de ecosistemas manejados que requerían mantenimiento constante para su funcionamiento óptimo, generando problemas ambientales adicionales que complican las perspectivas de reactivación sectorial.

Aunque el representante de los productores expuso que existe un compromiso institucional para reactivar las 92 fincas cerradas mediante programas de apoyo y rehabilitación, lamentó que recuperar los 5,000 empleos perdidos resulta prácticamente imposible en el corto plazo, considerando que los trabajadores especializados han migrado hacia otras actividades económicas y que la reconstrucción de la cadena productiva requiere tiempo e inversiones significativas.

Esta realidad evidencia cómo las crisis sectoriales en economías pequeñas como la hondureña pueden generar efectos duraderos sobre el mercado laboral y las comunidades rurales, mientras el país busca alternativas para diversificar su base productiva acuícola y reducir la dependencia de sectores vulnerables a choques sanitarios y ambientales que pueden devastar industrias enteras en períodos relativamente cortos.

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