Tegucigalpa – El economista hondureño Julio Raudales advirtió sobre la extrema dependencia que tiene la economía nacional de las remesas enviadas por compatriotas desde el extranjero, señalando que de no ser por estos envíos de dinero, el dólar fácilmente se cotizaría entre 35 y 40 lempiras, muy por encima del tipo de cambio actual que se mantiene relativamente estable.
Las cifras oficiales confirman la magnitud de esta dependencia: Honduras registró cerca de 10 mil millones de dólares por concepto de remesas durante 2024, lo que representa un significativo 27% del Producto Interno Bruto (PIB) de la nación, evidenciando la importancia crucial de estos recursos para la estabilidad económica del país.
Raudales explicó que las remesas constituyen una fuente históricamente importante para Honduras, pero expresó su preocupación por la dimensión actual del fenómeno. «La verdad que el monto es tan grande que es la tercera parte del PIB sin que sea parte del PIB, es decir equivale a la tercera parte del PIB sostenido por remesas», señaló el economista, destacando la paradoja de una economía que depende fundamentalmente de recursos generados fuera de sus fronteras.
El especialista calificó este comportamiento como poco común entre los países del mundo, estableciendo una comparación ilustrativa con México, que recibe 60 mil millones de dólares anuales en remesas, pero este monto apenas representa la décima parte de sus exportaciones que alcanzan los 600 mil millones de dólares, evidenciando una estructura económica más diversificada y menos dependiente de las remesas.
«Es interesante porque en Honduras es el rubro que más le genera dólares al país sin que sea un elemento que dependa específicamente del esfuerzo de la economía nacional. Esto es muy triste porque nos hace que dependamos de los vaivenes de la política internacional», reflexionó Raudales, evidenciando su preocupación por la vulnerabilidad estructural de la economía hondureña.
El economista alertó sobre los riesgos inmediatos que enfrenta este modelo de dependencia, puntualizando que la administración de Donald Trump ya ha dado pasos concretos para implementar un impuesto del 3.5% a las remesas, sumado a su endurecida política migratoria que podría afectar significativamente el flujo de estos recursos hacia Honduras.
Raudales enfatizó que estas amenazas no deben perderse del radar de las autoridades hondureñas, quienes deberían realizar gestiones diplomáticas y económicas para tratar de evitar estos extremos que podrían tener consecuencias devastadoras para la estabilidad cambiaria y económica del país.
La advertencia del economista sobre el potencial impacto en el tipo de cambio cobra especial relevancia considerando que un dólar cotizado entre 35 y 40 lempiras representaría una devaluación superior al 40% respecto al tipo de cambio actual, lo que tendría efectos inmediatos en el costo de vida, la inflación y el poder adquisitivo de la población hondureña, especialmente en un país que importa gran parte de sus bienes de consumo básico.